Las princesas piensan...

Religión no significa sumisión

Es la noticia más comentada en las últimas semanas en los medios nacionales, en los cafés, en los corrillos del trabajo, y seguro que también en nuestros países vecinos. La muchachita Najwa Malha se ha convertido en todo un fenómeno mediático. No creo que sea necesario explicar el caso del que hablo, porque como he mencionado, está en boca de todos.

Hablamos de lo que en España es una simple prenda que numerosas mujeres (y algunos hombres) llevan a diario en sus cuellos, hablamos de un triste pañuelo. Y digo triste por que entendido como prenda es realmente insignificante, pero además, me quiero referir más bien a su sentido.

Me parece triste que todavía haya mujeres que lo lleven para ocultarse por la herencia machista de su cultura. Me parece triste que haya quien lo considere un símbolo cultural. Amigos, el traje de flamenca es un símbolo cultural propiamente español, y ni estamos obligadas a llevarlo, ni lo llevamos a diario para, teóricamente, reivindicar nuestra cultura.


Aun así, sigo sin entender cómo puede haber quien defienda los controvertidos pañuelitos, reclamando además, la libertad de la que gozamos en España para elegir lo que llevamos y lo que no. El pañuelo, o hablando con mayor propiedad, el “hiyab”, es un símbolo de discriminación, es un símbolo de minusvaloración de las mujeres, es todo un símbolo del poder del hombre por encima de la mujer.

No se trata de una nueva guerra de “moros y cristianos”, como muchos intentan hacer creer para disfrazar el rechazo generado en España de un problema de fondo racista. Se trata de si estamos dispuestos a permitir que en “nuestra cara” se aproveche la libertad democrática de nuestro país para potenciar conductas discriminatorias.

Estoy de acuerdo en que cada uno debe poder ir como quiera por la calle (dentro de unos límites lógicos, claro está), pero cuando se trata de edificios públicos, se deben respetar las normas que existen. Y me considero una persona tolerante, precisamente por ello, respeto y promulgo la libertad religiosa. Pero como digo, hay barreras que no se deben sobrepasar.

En nuestro país los símbolos franquistas han ido desapareciendo de nuestra sociedad porque se entiende que simbolizan el totalitarismo, sobre todo, que hacen gala del genocidio que tuvo lugar en aquel entonces. De igual modo, pienso que este tipo de “prendas” no deberían llevarse, simbolizan algo por lo que se ha luchado, y se sigue luchando, simbolizan la supremacía masculina. Aunque el ejemplo que he puesto no sea comparable, el “hiyab” y sus semejantes no dejan de simbolizar la represión, el dominio y la sumisión.


El amor a los pies de la seducción femenina

Las reglas del juego están cambiando. Las mujeres vamos comiendo el terreno a los hombres a pasos agigantados. Cada vez son más las parejas en las que la mujer ha dado ese paso hacia delante a la hora de conquistar. Cuando nosotras de verdad nos fijamos en un hombre no paramos hasta conseguirlo, y para que engañarnos, esta comprobado que lo conseguimos con nuestras propias armas y en un tiempo récord.

Como si fueramos unas mentalistas profesionales controlamos los cinco sentidos de este sexo tan débil, potenciamos nuestras cualidades, las mostramos con un don sobrenatural y hacemos que la doble mente masculina se rinda ante nosotras. Este talento innato nos acompaña siempre, sólo hay que saber cuando en verdad merece la pena utilizarlo.

Ya quedaron atrás, aquellas relaciones en las que la mujer debia esperar a que el hombre tuviera el suficiente valor a acercarse con esa "agudeza" que les caracteriza. Unas sonrisas, unas palabritas... esas son todas las armas que tiene un hombre frente a una mujer. Entonces no es de extrañar que se haya dado la vuelta a la tortilla, nosotras ponemos algo más de sal y de sabor a las relaciones. Juegos, llamadas, mensajes, sonrisas, seducción, miradas...contamos con un amplio espectro de tácticas y técnicas que juegan un rol muy importante al comienzo de toda relación. Es por ello por lo que la mujer toma el mando y la iniciativa a la hora de abordar a un hombre. Nosotras tenemos mucha más capacidad para explotar todas las armas que hacen que el inicio de una relación de pareja sea más bonita, sensual e imaginativa.



No tenemos miedo al rechazo y por esta razón no mostramos ningún pudor a la hora de mostar nuestros sentimientos y lanzarnos a la piscina sin saber a ciencia cierta si estará llena de agua. Esta valentía es un valor que no debemos de perder nunca, porque gracias a ella vivimos en la vida momentos muy bonitos y que siempre permanecen en el recuerdo o forman nuestra vida. También nos hacen vivir momentos pesimistas al no conseguir el hombre o los objetivos que nos proponemos, pero a pesar de ello, aprendemos y terminamos conquistando a otro ejemplar mucho mejor o consiguiendo otros objetivos que jamás te habias planteado. Porque de los errores se aprende y sirven para aspirar y tener la capacidad de luchar por alguien mucho más especial.



Mujeres y sexo durante el franquismo

La semana pasada el Museo Reina Sofía y la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) organizaron en Madrid el semainario MEMORIA Y SEXUALIDAD DE LAS MUJERES BAJO EL FRANQUISMO. Se trata de la historia de mujeres, madres, esposas, lesbianas y prostitutas que discutieron el patrón impuesto por el regimen franquista.

Casi cuatro décadas en las que la dictadura negó la sexualidad más allá de la procreación y el papel de madre y esposa asignado por el nacionalcatolicismo.

El ama de casa era el único modo de sexualidad femenina aceptado. Las prostitutas eran admitidas, pero no aprobadas por la moral del régimen. Las lesbianas no existian oficialmente, a pesar de representar al 10% de las mujeres.

A finales de los 40 se crearon grupos de mujeres que expresaban su deseo fuera del papel pasivo que tenían asignado. Reservaban su intimidad para acampadas en el campo, lejos de control policial y se extendian a cabarés, y otros ambientes bohemios.

Según Raquel Osborne, profesora de sociología de la UNED,  "la homosexualidad masculina se reprimio dura y claramente. Con la mujer hubo ocultamiento y ninguneo". Además afirma que "se crean dos modelos fundamentales de mujer. Uno, el de la mujer como ángel del hogar, dependiente de su marido. Se les prohibía prácticamente trabajar. La otra cara de la moneda es la puta".

Dolores Juliano, catedrática de la Universidad de Barcelona, señala que " a las mujeres se les decía que no pensaran en el acto sexual, que rezaran el rosario mentalmente, no se consentía su disfrute".


Cerca de 1500 mujeres contababan datos íntimos de su vida sexual en entrevistas entre 1940 y 1960. Sus conclusiones dejaban claro que la fachada franquista albergaba una líbido viva e inquieta.

Casi un tercio de las mujeres casadas eran infieles y el 33% habían tenido alguna experiencia homosexual. Además, un 84% se masturbaba, aunque sólo lo reconocían ocho de cada 100. Sin embargo, estas verdades fueron hurtadas a la sociedad hasta 1971, cuando los estudios de Serrano fueron publicados por primera vez.

El siglo XX orilló a menudo a las mujeres, y sobre todo a las otras mujeres. Prostitutas y lesbianas. Colectivos subalternos que apenas han tenido voz. El seminario celebrado en Madrid sirve como punto de partida para recuperar el testimonio de una generación pionera. Esposas, lesbianas o prostitutas, todas vivieron en una sociedad donde la mujer apenas tenía peso. Hoy pueden contar su historia para que las nuevas generaciones sean conscientes de los espacios conquistados en un país donde, tras 35 años de democracia, la educación sexual aún es un tema tabú, fuera de las enfermedades y el embarazo no deseado y las familias homosexuales brillan por su ausencia en los libros de texto.

Desde Lo Echamos a Suertes queremos que todas las mujeres alcemos la voz para que se nos escuche, sea cual sea nuestra manera de pensar y de sentir. Que todo eso por lo que hemos luchado sirva para algo y que sigamos haciendolo con más fuerza.

Como afirmaba Diane White, consultora de Calvert, una firma de inversion, "cuando excluyes a las mujeres lo acabas pagando".

Las mujeres también nos merecemos puestos directivos

En los últimos años las mujeres nos hemos hecho un hueco en el mundo laboral. Pues muchas mujeres ya ocupan puestos directivos y su participación en las empresas cada vez es mayor, algo impensable hace 30 años.


Pero, aún así, en el último año la presencia de mujeres en altos cargos ha descendido ya que en el año 2007 el porcentaje de mujeres en dichos puestos era del 19% y hoy en día únicamente es del 13%. Esta cifra nos la ofrece el último informe de “Mujer y crisis. Diferencias retributivas mujer-hombre y presencia femenina en puestos directivos”.


Según este estudio y pese al descenso, el número de mujeres directivas en España es superior al de otros países como Francia e Italia, donde representan el 11% y el 7%, respectivamente.


Por otro lado, en comparación de los salarios de hombres y mujeres en los puestos directivos siguen habiendo muchas diferencias pues las mujeres cobramos un 17% menos que los hombres, lo que supone una media de más de 64.000 euros brutos al año.


Todavía queda mucho camino por recorrer para que la igualdad entre ambos sexos sea visible.


Las mujeres luchamos día a día para demostrar que estamos igual de capacitadas, o más, que un hombre para desarrollar labores de dirección y por lo tanto deberíamos cobrar lo mismo.


Actualmente tenemos ayudas para progresar pues gracias al Gobierno y la Comunidad de Madrid las mujeres vamos avanzando en esta sociedad cada vez menos machista.


Es una buena noticia saber que estamos muy presentes en el mercado laboral y lo que deberíamos de hacer todas es aspirar a estos puestos y por el mismo salario que un hombre.


Algún día llegaremos a la igualdad en el trabajo, cosa que no va a ser fácil, pero tampoco es imposible.


A todas aquellas mujeres que lucharon y aún luchan por los mismos derechos y oportunidades

El 8 de marzo se conoce internacionalmente como el Día de la Mujer Trabajadora, en homenaje a las mujeres asesinadas en una empresa textil de Estados Unidos, en 1908, mientras reivindicaban sus derechos laborales como personas. La fábrica en la que mantenían su encierro fue incendiada por la patronal con todas las mujeres dentro.

Desde entonces, en esta fecha, se recuerda que, a pesar de los avances tecnológicos y sociales más espectaculares del mundo desarrollado, la mujer sigue sufriendo situaciones de discriminación en el ámbito laboral, como también en el social y cultural, por lo que ya el 8 de marzo se ha convertido en el Día Internacional de la Mujer.

En lo “Lo echamos a suertes” queremos reclamar la atención de la sociedad acerca del importante papel que la educación, en todos sus niveles, tiene para eliminar cualquier tipo de discriminación y en especial la discriminación en función del género.

Un informe de UNICEF nos señala que el 65% de la población infantil sin escolarizar son niñas, y de éste porcentaje el 89% se encuentra en el mundo sur, donde la pobreza ha acentuado más la discriminación de la mujer, que repercute en los derechos humanos más fundamentales.

El entorno educativo debe proteger a la infancia; las niñas y niños alfabetizados tienen mejor defensa ante el abuso del trabajo infantil, la explotación sexual o la trata de personas, y hace que sean menos vulnerables ante cualquier tipo de violencia. Pero ningún derecho humano se alcanzará si no ponemos fin a todas las formas de discriminación, en especial la que esté basada en el género. De ahí la importancia de educar a las niñas para que tengan oportunidades de desarrollo, vivan en igualdad de condiciones y puedan tomar decisiones libres en su vida; como transmisoras de las culturas multiplicarán su conocimiento en los descendientes, con el gran aporte que ello significa para poder construir un mundo más justo e igualitario.

Nadie puede negar que existe una estrecha relación entre la educación básica y el desarrollo económico; con el aprendizaje las mujeres podrán efectuar su aporte productivo reconocido, no camuflado, y fortalecer la economía a largo plazo. Pero el desarrollo debe ir más allá de la economía, la pobreza no se puede paliar de forma sostenible sin promover la autonomía de la mujer. Para ello es fundamental la información y la educación, no sólo de las mujeres, sino con especial urgencia la educación de los hombres, para que dejen atrás los viejos conceptos sociales que motivan tanta desigualdad y se cuestionen su propia evolución como personas.

No podemos dejar de mostrar nuestro más absoluto rechazo a la violencia que causa tantas muertes de mujeres, por su condición de tales. Este “terrorismo afectivo” derivado de los conceptos patriarcales de posesión, podría combatirse con una coeducación efectiva familia-escuela encaminada a la consideración de todas las personas por igual, sin distinción de sexos.

La educación en la igualdad, la información veraz y la justicia social permitirán que nos desarrollemos como personas libres; libres para sentir, pensar y actuar por nosotros mismos, sin el sometimiento de unos sobre otros. Parafraseando a Balzacsentir, amar, sufrir y sacrificarse, será siempre el texto de la vida de las mujeres”. Aprendámoslo.

 

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